martes, 28 de agosto de 2007

Cherry ¿2000?


Todo parece indicar que ese memorable -e intrascendente- díptico que es Grindhouse, destrozado para su exhibición europea por gentileza de los Weinstein, se va a convertir en el ejercicio friki y de culto del año, gracias precisamente a ese fracaso comercial augurado en todo el mundo. En primera instancia -pronto podremos hablar de Death Proof- Planet Terror destaca por ser un directo y avasallador ejercicio de acción que no obvia de forma valiente, aunque cabría preguntarese si premeditada, todos los defectos de aquellas películas que parodia o a las que referencia. Morbosa, sucia, llena de sudor, sangre, vísceras, pústulas y sexo, la película de Rodríguez -desde ya, su mejor obra- nos deja por lo pronto a una memorable Rose MacGowan (icono desde ya) como Cherry, la encantadora, entrañable y bombástica bailarina de strip-tease lisiada que encuentra la forma de dar salida a sus numerosos talentos inútiles para exaltar la basura blanca que parece preñar todos los fotogramas deteriorados digitalmente. Sólo con su recuerdo esta experiencia cinematográfica creada para reproducir las películas de la infancia y de la época de la creación del gusto de sus artífices -esas películas de sesiones dobles en cine, o lo que para nosotros sería esa serie Z agolpadas en las estanterías superiores de los videoclubs que ya casi son cosa del pasado: sino, tiempo al tiempo-, Grindhouse merece muy mucho la pena.