domingo, 8 de julio de 2007

Padre de familia


Tras el éxito de la familia nuclear amarilla, Padre de familia parecía sólo un spin off no oficial con pocas posibilidades de salir adelante salvo por algún destello de brillantez, allá por su surgimiento en 1999 (más info al respecto en la wikipedia). No obstante, el paso de los capítulos y sobre todo la progresiva mediocridad de su involuntaria alma mater, Los Simpson, ha colocado la creación de Seth MacFarlane, al menos temporalmente, en un lugar de relativo honor dentro de la animación norteamericana. Tras haver sido cancelada en 2001 tras su tercera temporada, su salida en DVD y la presión de los fans hicieron que Fox finalmente aprobara la emisión de una cuarta y una quinta temporada, estando proyectadas ya la sexta y la séptima para 2008.
Tras repasar los dos primeros de ésta quinta tanda, cabe señalar como sus creadores, sabedores del impulso de los fans, han decidido acentuar la rebeldía y atrevimiento de sus chistes hasta el absurdo y mal gusto, algo que en numerosas ocasiones les sale bien -el asesino de gordos, el capítulo "PTV" que arremete directamente contra la censura televisiva...- y en otras no tanto, sobrecargando los escasos veinte minutos de duración con homenajes y referencias a otros productos para camuflar -o subrayar- la falta de línea argumental del capítulo.
En otras ocasiones si nos obsequian con guiones decentemente armados, pero no se logra camuflar cierta irregularidad en los resultados finales, que casi parecen trasladar los parones en su producción antes mencionados.
Lo bueno de Family Guy es que, en el fondo, pese a que la sangre no llega al río y por mucho que se pasen de la raya, las cosas no tienen por qué acabar bien, aunque no hay razón por la que no tengamos que reírnos de ello: el divorcio de Cleveland con su esposa, el regreso de Brian a la universidad...sólo para volver a suspender...dando un giro más a los tradicionales argumentos de telecomedia o cine norteamericano del que tanto se mofa pero del que tanto bebe.
Pese a excesos autocomplacientes o chistes excesivamente alargados encontramos dosis refrescantes de frescura, destellos de originalidad y personalidad propia -alejados, como se ha dicho, de aquellos de los que se burla-, para crear no un producto bastardo de Matt Groening -cabe mencionar las constantes puyas entre ambas series, nada invisibles por cierto-, sino una serie de cierto éxito entre las comunidades adictas a las subculturas populares norteamericanas. Las ventas en DVD dan fe de ello.
El pretendido feísmo de sus diseños, sus colores llamativos y el carisma que finalmente tienen algunos de sus personajes (el inepto Peter, el malvado y homosexual bebé Stewie), y la desfachatez de sus parodias (desde Agárralo como puedas a Rocky IV, pasando por un centenar de series clásicas de los ochenta a dibujos de M.C. Escher, en tan sólo un capítulo) hacen que incluso la revista MAD saludase a Padre de familia como la gran esperanza multicolor de la animación de ahora.